En un vaso pon el agua tibia y disuelve ahí la levadura seca o fresca.
En un bol pon la harina, el aceite y la sal. Haz un hueco en medio y echa el agua tibia con la levadura. Mezcla con una lengua y luego trabaja la masa con las manos. Una vez que la masa esté más o menos compacta, sácala del bol a una superficie con harina y amasa durante unos 10-12 minutos. Irá cogiendo elasticidad y al final será homogénea. Haz una bola con la masa, echa harina en el bol que has usado y coloca ahí la masa tapada con un trapo o film. Este paso también lo podemos hacer con un robot de cocina tipo Kitchen Aid.
Dejamos reposar durante 50 minutos, en un lugar seco y cálido. Pasado el tiempo habrá doblado más o menos su volumen.
Engrasa una skillet o bandeja de horno y extiende la masa. Te quedará una altura de unos dos centímetros. Haz huecos con los dedos, coloca en ellos algunos trozos de albahaca y los tomates cherry partidos en cuartos. Añade un poco de sal gorda y rocía con aceite.
Deja reposar 30 minutos. Mientras, precalienta el horno a 220ºC con calor arriba y abajo durante 10 minutos. Hornea la focaccia a 220ºC durante unos 20 minutos.
Saca del horno y deja atemperar un poco. Puedes servirla fría y caliente.