En una sartén dora la cebolla picada finamente. Agrega las espinacas cocidas y troceadas muy pequeñas, sala y rehoga durante un par de minutos. Saca a un plato con papel absorbente y reserva.
Para hacer la bechamel, en otra sartén grande antiadherente, y si es honda mejor, echa la mantequilla y deja que se funda a fuego medio. Añade la harina y rehoga durante dos minutos. Se formara una masa que se cocina para que las croquetas no sepan a harina cruda.
Ahora echa la leche caliente poco a poco, mientras remueves con unas varillas rápido y continuamente para formar la bechamel. Sigue añadiendo poco a poco la leche e integrando del mismo modo hasta terminarla.
Agrega sal, nuez moscada y pimienta al gusto y remueve para mezclarla con la bechamel. Cuando tengas la bechamel homogénea, echa el rulo de cabra en trocitos y remueve hasta que se deshagan.
Añade entonces la cebolla con las espinacas, sube el fuego y remueve continuamente y con brío hasta que notes que la masa se vuelve más densa y se despega completamente de las paredes de la sartén.
Vuélcala sobre una bandeja, cubre con papel film a piel y deja que se enfríe a temperatura ambiente. Refrigera durante al menos 4 horas, mejor toda la noche.
Formar las croquetas:
Al día siguiente formamos las croquetas. Usamos para ello las pinzas de La Croquetera, que nos ayudan a formar las croquetas más rápido y todas iguales, con el mismo tamaño. Cogemos porciones de masa y soltamos sobre un plato con pan rallado. Hacemos lo mismo hasta terminar la masa.
Ahora rebozamos completamente las croquetas en pan rallado, huevo batido y de nuevo en pan rallado. Las colocamos sobre las bandejas de La Croquetera y repetimos hasta terminarlas todas.
Las dejamos un par de horas sobre la encimera para que el pan rallado se seque. En este punto podemos congelarlas en las mismas bandejas de plástico para que no deformen, o bien freírlas.
Freír las croquetas:
Para freír las croquetas, añadimos abundante aceite de oliva en una sartén o cazo. Cuando esté caliente, lo ideal son unos 180 ºC, freímos las croquetas en tandas de no más de tres, para que el aceite no se enfríe (da igual que las croquetas estén congeladas o no).
Las sacamos a un plato con papel absorbente y servimos inmediatamente bien calientes. Nosotros las hemos servidos en estas preciosas cestas con forma de freidora.
Nota: si las pinzas se te pegan un poco a la masa, puedes remojarlas, como recomienda el fabricante, en un vaso con agua y un chorrito de aceite.